Durante el primer día de clase, la profesora nos propuso tres temas para la obra artística: nuestro proceso de aprendizaje, cómo se ve la infancia actualmente o un tema actual. Al finalizar la lección comencé a pensar en qué tema podría escoger para mi obra y me decidí por el primero.
Para mí, personalmente, mi proceso de aprendizaje fue como estar encerrada en una jaula porque estar en el aula suponía estar sentada durante 6 horas diarias escuchando explicaciones y haciendo ejercicios para interiorizar esas explicaciones, las cuales muchas veces no despertaban ningún interés en mí. De todas las cosas que he tenido que aprender en la escuela recuerdo las más recientes y a veces ni esas, cosa que no debería haber pasado si el proceso de aprendizaje hubiese estado más orientado a reflexionar y explorar: cuando yo era pequeña me gustaba mucho dibujar y el arte, pero me vi condicionada a aprender otras cosas que me resultaban menos interesantes y, poco a poco, dejé de dedicar tiempo a lo que me gustaba hacer porque no era lo que interesaba que aprendiese.
Después de esta reflexión tocaba materializar la obra y pasé por diferentes formas: primero pensé en una performance, pero era una idea compleja de expresar de esa manera así que preferí pasar al papel y hacer una obra visual en papel: representar una jaula y el encierro que supuso para mí tener que dejar lo que de verdad encontraba interesante por lo que necesitaba para no repetir curso.
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